Manos ásperas.
Venía manejando por la ciudad de Guadalajara, habia hecho un recorrido grande en la ciudad visitando empresas, cliestes y sacando nuevos proyectos. En estos recorridos mi esposa y mi hijo casi siempre van conmigo. Es como la actividad familiar de entre semana que nos ayuda a tener algo del tiempo sin necesidad de tener los celulares de por medio.
Mientras estaba detenido en el tráfico mi esposa dijo: ¡Que sueves ya tienes tus manos! -mientras me acariciaba la mano que estaba apoyada en el reposamanos.- En ese momento me llegó un flashback de unos años atrás, donde en una conversación con personal de un taller vecino del nuestro comentábamos: «los hombres que no tienen la manos ásperas, son aquellos que no hacen nada mas que estar en una oficina rascandoce las patas todo el día.» En ese momento, se me hizo algo completamente coherente e incluso me uní con chistes y comentarios al respecto.
En ese momento caí en cuenta: no tener las manos ásperas es todo un privilegio. Lo he comentado antes. He trabajo desde los 15 años y una gran parte de mi orgullo de trabajador es saber que «todo lo que había hecho, era con mis propias manos.» Ahora entiendo que afortunadamente todo lo que he >>>> empezado<<<<< ha sido gracias a no tener miedo de tener las manos ásperas.